El invernadero almeriense lo hace posible: la NASA podrá cultivar tomates en la Luna

Aspectos como el control del clima, de la humedad de los sustratos, las necesidades nutricionales de las plantas o la inexistencia de suelos fértiles o de recursos hídricos que pudieran permitir un riego ‘convencional’, inspiran a la NASA en su proyecto de cultivar en la Luna

 

El científico norteamericano Gary Stutte ha viajado hasta Almería, con motivo del Congreso Inversolar 2022, para explicar cómo la agricultura que se practica en los invernaderos solares se ha convertido en un modelo de inspiración para la NASA y en sus experimentos para cultivar en la Luna plantas en microgravedad.

Que el modelo de agricultura almeriense sirve como escuela de aprendizaje a multitud de países de todo el mundo por su sostenibilidad y productividad ya es algo reconocido por todos, pero que además sea fuente de inspiración para desarrollar cultivos en la Luna o en Marte ya es algo que “va más allá” de lo esperado. Y es que se espera que la población mundial aumente en 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, lo que supone un auténtico reto para la industria alimentaria y empuja a las instituciones a pensar en nuevos modelos y nuevos lugares para cultivar y producir alimentos, dejando al modelo de agricultura practicado en la provincia de Almería y a la Luna como la ecuación perfecta para enfrentar este reto alimentario.

Almería produce tanto como toda Alemania

Los datos lo dicen todo… Un territorio como el almeriense, desértico y con pocos recursos hídricos, produce anualmente en sus 35.000 hectáreas de cultivos unos 4,5 millones de toneladas de productos hortofrutícolas, el equivalente al total de productos hortofrutícolas que cultiva Alemania, con las que se alimenta a 500 millones de personas en Europa. ¡Una bendita locura!

Control del clima y situaciones extremas

¿Cómo lo consigue? Según el científico Gary Stutte, la NASA ha estudiado los sistemas utilizados en la provincia de Almería para el control del clima, de la humedad de los sustratos, las necesidades nutricionales de las plantas y otros aspectos relacionados con los cultivos en situaciones o temperaturas extremas, aspectos que conducen a la agencia espacial norteamericana a tomar Almería como modelo de agricultura aplicable para cultivar en la Luna o incluso en Marte.

Estos estudios se unen a otros ya realizados en su día por investigadores del campo de la geología, en los que se consiguió analizar la incidencia del suelo lunar en los cultivos, usando sustrato de Lanzarote, ya que la comunidad científica entiende que el suelo de la parte del Timanfaya en esta isla, es muy similar al que se podría encontrar en la Luna y en Marte.

En Agrupalmería aún no sabemos a ciencia cierta si dentro de unas décadas los tomates crecerán en la Luna o no, pero lo que sí sabemos con total seguridad es que seremos los primeros en adaptarnos a cualquier innovación. ¡Si tenemos que hacer nuestra subasta en la Luna pues lo haremos!

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¿Un fertilizante secreto?

Investigadores de la Universidad de Almería consiguen un biofertilizante a través de los desechos de la tomatera.

Es el fertilizante perfecto: Reduce el consumo de agua en cada planta, mejora la fertilidad del suelo, es menos costoso y menos contaminante.

 

El fertilizante perfecto que mejora la producción de los cultivos y reduce costes ha sido desarrollado por un equipo de investigación de la Universidad de Almería. Lo han conseguido mediante los desechos de la planta del tomate creando así un biofertilizante más barato y sostenible que los tradicionales.

La clave para conseguir el fertilizante perfecto

Como definen los expertos, los abonos orgánicos son sustancias que están constituidas por desechos de origen animal, vegetal o mixto que se añaden al suelo con el objeto de mejorar sus características físicas, biológicas y químicas. Estos pueden consistir en residuos de cultivos dejados en el campo después de la cosecha, cultivos para abonos en verde (principalmente leguminosas fijadoras de nitrógeno), restos orgánicos de la explotación agropecuaria (estiércol, purín) y restos orgánicos del procesamiento de productos agrícolas, entre otros.

Esta serie de materiales nutritivos consiguen mejorar la estructura del suelo y la formación de agregados, permitiendo una mayor retención de agua, así como el intercambio de gases y nutrientes a nivel de las raíces de las plantas.

La clave para conseguir el fertilizante perfecto está en un tratamiento térmico que se aplica a los restos de cultivo del año anterior, que habitualmente se descartan en centros de gestión de residuos. Este proceso también consigue reducir el consumo de agua que realiza cada planta y además mejora la fertilidad del suelo.


Un fertilizante totalmente ecológico

El problema habitual que presentan los fertilizantes tradicionales es la degradación de los suelos agrícolas, los malos olores y la contaminación de acuíferos, algo que se podría reducir en gran medida sustituyéndolos directamente por la llamada ‘enmienda orgánica’, elaborada con restos de tomateras.

Este biofertilizante es totalmente ecológico y obtiene los mismos resultados que los abonos industriales a la vez que resulta menos contaminante. Además, puede emplearse cada siete meses, coincidiendo con los periodos de cultivo habituales de la agricultura almeriense.

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La NASA lo afirma: El Ejido es la zona que más frena el cambio climático

Un satélite del observatorio de la NASA ha dedicado unas imágenes que afirman que El Ejido es la zona que más frena el cambio climático

La web oficial del observatorio de la NASA ha dedicado unas imágenes acompañadas de un artículo y un tweet en su cuenta oficial, donde se ha sorprendido de cómo una región tan seca como Almería ha llegado a ser, gracias al acceso de aguas subterráneas y a la abundancia de sol, la mayor exportadora de tomate y el centro de la agricultura en invernaderos a nivel europeo.

El Campo de Dalías y los alrededores de El Ejido han protagonizado las imágenes captadas por el satélite de la NASA el pasado 24 de mayo, las cuales han mostrado uno de los lugares con mayor concentración de cultivos bajo plástico del mundo; el mar de invernaderos que cubre la tierra de Almería. El uso de este tipo de cultivos se extendió rápidamente entre los años 50 y 60 y las últimas estimaciones han apuntado que los invernaderos de Almería ahora cubren más de 40.000 hectáreas.

¿Por qué los invernaderos frenan el cambio climático?

El motivo por el que los cultivos bajo plástico han frenado el cambio climático se debe principalmente a que los invernaderos cubren tanta área que probablemente han causado un efecto de enfriamiento localizado porque los techos blancos reflejan una cantidad sustancial de luz solar.

Según las observaciones de los sensores del espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS) en los satélites Aqua y Terra de la NASA, los investigadores de la Universidad de Almería calcularon que el albedo de la superficie de Almería aumentó en casi un 10 por ciento entre 1983 y 2006 debido a la alta reflectividad de los invernaderos. Han concluido que esto probablemente contribuyó a un efecto de enfriamiento de 0,3 °C por década en Almería en comparación con un aumento de 0,5 °C por década en la región.

Otros factores de éxito

Es importante destacar otras innovaciones que se han ido incorporando con los años en la comarca como el riego por goteo, el uso de suelo artificial y la hidroponía que han impulsado el rendimiento de los cultivos. Según algunas estimaciones, los invernaderos de Almería ahora producen entre 2,5 millones y 3,5 millones de toneladas de frutas y verduras por año; lo suficiente como para convertirlos en una fuente importante de tomates, pimientos, pepinos y melones fuera de temporada para personas de toda Europa.

 

Las imágenes fueron recogidas por el Observatorio Earth de la NASA, por Lauren Dauphin, utilizando datos Landsat del Servicio Geológico de EE. UU .

 

Ver el artículo completo de NASA Earth Observatory

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😯 𝗨𝗡 𝗡𝗨𝗘𝗩𝗢 𝗧𝗢𝗠𝗔𝗧𝗘 🍅 𝗢𝗕𝗧𝗜𝗘𝗡𝗘 𝗟𝗔 𝗠𝗜𝗦𝗠𝗔 𝗩𝗜𝗧𝗔𝗠𝗜𝗡𝗔 𝗗 𝗤𝗨𝗘 𝗗𝗢𝗦 𝗛𝗨𝗘𝗩𝗢𝗦 🥚🥚

Científicos han logrado, a través de la biotecnología, que un tomate contenga la misma cantidad de Vitamina D que dos huevos o veintiocho gramos de atún.

La Vitamina D no abunda en muchos alimentos y resulta esencial para nuestro organismo. El cuerpo solo puede absorber calcio, el componente principal del hueso, en presencia de la vitamina D, lo que la convierte en un nutriente fundamental para fortalecer los huesos y mantenerlos saludables. Por otro lado, la Vitamina D ayuda a tener una buena salud cognitiva así como en diferentes procesos de nuestro cuerpo ya que, el calciferol, que está incluido en la vitamina D, se encarga de regular los niveles de calcio y fósforo en sangre y a la vez promueve la absorción intestinal de estos a partir de los alimentos y la reabsorción de calcio a nivel renal.

👨‍🔬 Este es el primer fruto de una nueva estrategia de modificación genética de vegetales que podría aplicarse a otros muchos productos de gran consumo, ya que, como ven los grandes expertos, los alimentos vegetales fortificados podrían ser una alternativa sostenible para la malnutrición de millones de personas.

Un logro que podría suponer evitar la gran dependencia que tenemos los humanos de los rayos de sol o de alimentos como los huevos, el hígado de algunos animales o los pescados azules, que prácticamente suponen las únicas alternativas que tenemos de adquirir Vitamina D.

Los tomates conseguidos tienen un alto contenido en el precursor de la vitamina D3, considerada más bioefectiva que la D2 que contienen los hongos y las levaduras por ejemplo. Este precursor se puede convertir en vitamina D por exposición a los rayos ultravioleta B del Sol antes o después de ingerir el tomate.

🧐 ¿Dónde está la clave de todo esto/¿cuál es la clave de este tomate? 🤔 ¿Por qué antes apenas se podía conseguir vitamina D y ahora sí?

🌱 La planta del tomate presenta vitamina D en las hojas y en los frutos no maduros, pero apenas la tienen los tomates maduros. Lo que han hecho los científicos es cerrar la ruta metabólica por la que la provitamina D3, de la que hablábamos antes, se convierte en colesterol durante el desarrollo, lo que favorece su acumulación en el fruto. Los tomates obtenidos mostraron el mismo rendimiento y ritmo de crecimiento que los normales.

Sin duda, este avance supone un gran éxito para el mundo de la biotecnología, la ciencia alimentaria y la agricultura 👏👏

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