Si existe una referencia en cuanto al cultivo intensivo hortofrutícola en Europa, es Holanda, principalmente debido a la inclusión de tecnología en sus cultivos. El problema del uso de alta tecnología para mantener una alta capacidad productiva en el cultivo agrícola, es el consumo de energía y los costes de electricidad que suponen. Esto ha supuesto una crisis de costes que han bajado notablemente su producción de tomate, entre otros frutos y hortalizas.
Crisis energética y agricultura intensiva
Desde el inicio del 2021 aproximadamente, los costes energéticos se han convertido en un verdadero problema para la sociedad europea, una crisis que impacta en las economías domésticas, pero que lo hace con mayor énfasis en la que deben afrontar sectores que son masivos en la utilización de recursos energéticos.
Los productores holandeses se encuentran ante la disyuntiva de mantener sus sistemas de producción o emprender otros caminos y, en esa tesitura, muchos han decidido abandonar los cultivos más gravosos para sus economías, con especial significado en el caso del tomate, intensivo en energía y también en mano de obra.
En la campaña que se inició en el mes de septiembre se anunció en Países Bajos un descenso en la superficie dedicada al tomate de alrededor del 30 por ciento. Y pasado el otoño y llegado el invierno, se ha conocido que los productores de aquel país están optando por retrasar la cosecha de primavera, a la espera de que una subida de las temperaturas les permita rebajar el coste de la electricidad que aplican tanto a la iluminación artificial como a la calefacción de invernaderos.
La oportunidad para Almería
Esa situación tiene efectos colaterales en otros productores, que tradicionalmente compiten en los mercados europeos con los holandeses. Entre esos otros territorios se encuentra Almería que, en los últimos años, ha estado perdiendo comba en los países comunitarios tanto por la competencia holandesa como por la que llega de países no comunitarios como es Marruecos.
El último informe emitido por el Observatorio de Precios y Mercados, organismo dependiente de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía, destaca con respecto a la competencia de otros orígenes de producción, que la subida del precio de los combustibles fósiles y de la electricidad han retrasado los trasplantes de tomate en Holanda.
Este cambio de fechas ha beneficiado la comercialización del tomate almeriense, especialmente de los tipos redondo y pera, que han visto aumentar su precio en más de un 30 por ciento entre enero y febrero. También sale beneficiado el tomate rama, que sube sus cotizaciones en torno al 20 por ciento de una semana a otra. En menos proporción lo hace el tomate asurcado, aunque acumula un ascenso de casi el 10 por ciento y el tomate liso con un 9% más.
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